Un operativo sorpresa en el barrio San Isidro de Lambaré culminó con la captura de tres cabecillas del microtráfico vinculados al Clan Rotela. La intervención, que movilizó a 100 agentes policiales, desató una violenta reacción vecinal, resultando en el destrozo de 11 vehículos policiales.
En una acción coordinada por la Policía Nacional, cerca de 100 agentes irrumpieron en la madrugada del domingo en la conflictiva zona conocida como Pantanal, en Lambaré. El objetivo era capturar a tres cabecillas del microtráfico de crack, vinculados al temido Clan Rotela, organización criminal liderada por Armando Javier Rotela, quien cumple condena en la cárcel de Emboscada. Los detenidos fueron identificados como Anderson Monges Medina, Nelson Francisco Ñamandú y Rachel Lovera Cáceres, todos con antecedentes por narcotráfico.
El jefe de Antinarcóticos, César Diarte, destacó la importancia del operativo, que venía preparándose desde hace siete meses. "Estos tres eran los cabecillas principales del clan familiar. Ya habíamos detenido a otros miembros en noviembre de 2023, pero faltaba este último eslabón", explicó. Durante el allanamiento, las autoridades encontraron evidencia que vincula directamente a los arrestados con el microtráfico de crack, un mercado que sigue bajo el control del Clan Rotela.
El operativo, sin embargo, no estuvo exento de complicaciones. A pesar del despliegue de personal y vehículos, una turba de vecinos intentó rescatar a los detenidos, lanzando piedras y destrozando 11 vehículos policiales, entre patrulleras y autos particulares. "Hubo una pérdida millonaria", lamentó Diarte, mencionando que las patrulleras quedaron inutilizadas, con parabrisas rotos y daños en las puertas. El bus alquilado para el operativo también resultó seriamente dañado, con costos adicionales para la institución.
“En este barrio, la Policía no es bienvenida”, comentó un agente, resaltando que la pobreza y la criminalidad hacen de esta zona un terreno hostil para las autoridades. Las mujeres del barrio, en particular, fueron las más activas durante los enfrentamientos, intentando agredir físicamente a los policías.
A pesar de la resistencia vecinal, la Policía logró capturar a los tres cabecillas y trasladarlos al Departamento Antinarcóticos, donde empezaron a declarar ante el fiscal Lorenzo Lezcano. Estos líderes del microtráfico operaban como parte del entramado familiar vinculado al Clan Rotela, que sigue siendo una de las organizaciones criminales más peligrosas del país, especializada en la distribución de crack.
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